Hace mucho tiempo un joven de una
familia de gran status social, estaba por graduarse de bachiller, su padre muy
orgulloso le pregunta a su hijo: que quieres que te regale por tu graduación? -Cabe destacar que este joven era un excelente
alumno y había quedado seleccionado para estudiar en una de las mejores
universidades del mundo; el niño desde
la edad de 12 años se había quedado sin su madre a causa de un accidente, dicho
esto y siguiendo con la respuesta del hijo a su padre, le responde: quiero un auto
deportivo padre, aquel que vimos aquel día en el concesionario y el padre muy cordial
le dice: está bien hijo mío.
Pasaron
los días y llega el acto de graduación del joven y en su celebración el padre
lo llama muy aparte de los invitados y le da una caja mediana de regalo, el
muchacho emocionado abre la caja y encuentra una biblia forrada de piel y se
altero mucho diciéndole al padre: ME VOY! Te he pedido un auto y puedes
comprármelo y me sales con esto, con una estúpida biblia, el muchacho se fue de
su fiesta muy molesto, tomando sus cosas.
El padre muy triste sólo observo
quedándose callado, pensando que su hijo volvería, cosa que nunca sucedió. Este
joven después de varios años ya es un profesional y se ha vuelto un empresario muy exitoso, ganando mucho dinero pero a pesar de que tenía a su esposa y 2 hijos pequeños
recordaba a su padre, hasta que un día lo llaman de la mansión donde vivía y le
dice el mayordomo que su padre había fallecido que por favor debía venir, el
gran empresario exitoso tomo su viaje de una forma muy triste y cuando llega a
la mansión empieza a recordar los buenos momentos, colocándose así a revisar
sus cosas y en una de esas se ha de topar con la caja mediana que le regalo su
papá el día de su graduación de bachiller, en lo que saca la biblia salen
disparadas unas llaves y una tarjeta que decía: disfrútalo, totalmente pagado el auto que tanto querías y atrás de la
tarjeta también decía: nunca en tu vida te guíes por las apariencias! El
empresario exitoso no paraba de llorar con rabia y tristeza…
A buen entendedor…
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